Mausoleo romano de Fabara (Zaragoza)

El mausoleo presenta una planta rectangular (7,40 x 6,06 m) dividida en pronaos y naos, cubierta, esta última, con bóveda de cañón. Fue construido con piedra arenisca sin mortero: los bloques están unidos con grapas de hierro. La técnica utilizada es el opus quadratum, que consiste en utilizar grandes sillares, bien escuadrados, colocados en hileras y perfectamente encajados.

El interior consta de dos partes: la superior o cella (espacio donde se realizaban los rituales para recordar al fallecido) y la parte inferior o conditorium (cámara subterránea bajo la cella que albergaba los restos del difunto). En origen contaba con un tejado a dos aguas, que en la actualidad ha desaparecido. 

La decoración externa del edificio se localiza en el friso y resulta de gran interés por su variedad. La fachada principal, el frontón, es ocupada por la inscripción del mausoleo, en la cara norte aparece una decoración de columnillas de las que penden guirnaldas, en el friso occidental o posterior aparecen roleos de hojas de acanto con rosetas, y en el friso sur, águilas que sostienen con sus picos guirnaldas de hojas y flores. 

El mausoleo pasó prácticamente desapercibido para los estudiosos, y no fue hasta 1874 cuando se informaba a la Real Academia de la Historia sobre la existencia de un edificio romano en Fabara. Parece que fueron los escolapios y franciscanos de Alcañiz los primeros en percatarse de su importancia.

¿Sabías qué?

Fue levantado en honor a Lucio Emilio Lupo (L. Aemeli Lupi), perteneciente a una rica familia del lugar.  Debió de existir una inscripción en su nombre con letras de bronce en el tímpano de la fachada principal, quedando en la actualidad tan sólo las oquedades en las que se insertaban estas letras. El mausoleo, a lo largo de sus 1.800 años de historia, ha conocido distintos usos. Además de monumento funerario, ha sido utilizado como almacén, refugio de labradores, o de mendigos y bandoleros.