Castillo de Carbedo (Lugo)

Al comienzo de la Edad Media, con la caída del Imperio Romano de Occidente, comienza un contexto histórico de gran inestabilidad política e inseguridad social. Debido a esto, muchos propietarios comenzaron a convertirse en propietarios de tierras y hacerse cargo de la defensa del territorio mediante la reutilización de estructuras defensivas que los castros ya tenían, agregando muros y torres.

En el siglo XII se crea la orden religioso-militar de Santiago en el Reino de León, con el objetivo inicial de proteger a los peregrinos en su camino a Compostela y expulsar a los musulmanes de la península. Así, en 1181, en la ciudad zamorana de Villalpando, un hidalgo llamado Nuño Peláez y su esposa Alda firman una Carta, a través de la que ceden un coto que incluía el Castillo de Carbedo, a la Orden de Santiago, fundada once años atrás. De esta manera el castillo se convertiría en la primera posesión verdaderamente fortificada de la orden en Galicia. Este es el primer documento en que se tiene constancia de la existencia del Castillo de Carbedo, ignorándose realmente su origen.

Desde entonces hasta bien entrado el siglo XVI, la fortaleza del Courel fue clave para el desarrollo de la región. Al final, a partir del siglo XVI comienza su declive, que dura hasta nuestros días. A pesar de estar en ruinas, el Castillo de Carbedo es uno de los mejores ejemplos de arquitectura civil-militar en el Courel. Construido en una colina, entre las cumbres de Monte Campelo y Monte Cido, el castillo se alza, ubicado en un punto de alto valor estratégico, ya que desde su punto de vista puede dominar parte del río Lor, así como los antiguos caminos que formaban parte de la ruta comercial entre Galicia y el Bierzo.

El promontorio superior tiene características topográficas similares a las de la mayoría de las fortalezas: en la cima de una colina se realizó un corte artificial que lo aisló y dificultó el acceso al bando más vulnerable. La construcción medieval borró casi todos los restos del castro, que todavía se intuye bajo la fortaleza, de la que solo se conservan algunas paredes, parte de una torre circular de losa y restos de una planta.

Durante los cuatro siglos de esplendor del castillo, se conocen diferentes obras que se llevaron a cabo en el mismo, datando las últimas en 1558. A principios del siglo XVI, el castillo tenía un patio, arco, área de caballería, cocina, capilla, habitaciones, una torre de homenaje, mazmorras y una torre de tres pisos añadidas entre 1508 y 1515.

Durante este período, el castillo sería similar a las fortalezas de Ancares (Doncos, Doiras y Torés) o el Bierzo. Con el abandono del castillo, los residentes de la zona aprovecharon piedras, ventanas y muebles para sus hogares.