Puente Albar (Trazo, A Coruña)

Data del siglo XVIII, aun que todo señala que su origen pudo ser anterior, ya que hay una referencia a su reedificación en 1734. Presenta cinco arcos de medio punto de sillería con tallamares en ambas direcciones de la corriente. Estas estructuras con forma de quilla adosada a los pilares del puente, se utilizan para cortar y desviar el lecho de agua, evitando que choque directamente con los soportes del puente. Estos son, por tanto, los tallamares, construcciones que sirven como protección contra las numerosas crecidas de un río como el Tambre, que generalmente lleva abundante flujo. En la actualidad, el paso original sobre el puente está oculto sobre una nueva construcción, totalmente moderna, ya que por necesidades de tráfico hubo que anclarlo.

Además de maravillarse con la arquitectura del puente, los márgenes arriba y abajo del puente ofrecen la oportunidad de apreciar la diversidad ecológica que presenta un río como el Tambre, incluido en Red Natura 2000. En este punto, el ecosistema de ribera tan extendida por toda la región alcanza su máxima expresión con un follaje espectacular. Como las aguas son ricas en truchas (Salmo trutta) y escalos (Squalius carolitertii), el margen derecho del puente Albar hasta Portomeiro, en la frontera con el valle del Dubra, es una zona franca de pesca de 6 quilómetros de extensión.

El puente también permite llegar a Compostela por la Ruta Santiago - Ponte Albar, que corre junto a los ríos Lermo, Romaño y Sarela, y se acaba en el mismo Paseo da Ferradura de la Alameda de Santiago de Compostela.

Cabe destacar, que el puente debe su nombre a la leyenda popular del Conde Albar, señor feudal Gallego, que secuestró a una chica local, a la que mató. El crimen consiguió justicia, siendo más tarde destruidas todas las referencias al conde. El único rastro que queda fue este puente, por el que cruzaron las tropas de Alfonso VIII y las del arzobispo de Santiago, cuando fueron al castillo del Conde para detenerlo por los crímenes que había cometido.